Me dijeron: es un libro sobre el tránsito de Manu. Y lo es. Pero no es solo una novela acerca de la diversidad de identidades, sino la historia de un ser humano vulnerado. Manu está siempre en tránsito. Dentro de un vínculo familiar que lo violenta en Rio de Janeiro, en el reconocimiento de su identidad de género, en su rol de indocumentada cuando migra a París, en la búsqueda adulta en Recife. Manu busca ser nombrada sin violencia.
Su proceso de transición está implícito en esa mirada que narra del mundo, documenta la sensación de no encajar a partir de lo cotidiano. Se autoreferencia desde el trauma y los lectores vivimos junto a ella su infancia y adolescencia. A través de distintos recuerdos y experiencias, Manu cuenta principalmente la relación con sus parientes: madre, padre, hermano, hermana y Laura, el primer amor de su vida. Su proceso de adaptación lo expone a un entorno violento. Camina en una cuerda floja entre la brutalidad y el cobijo. Es una lectura inquietante.
Hay momentos que duelen y mucho. Pero también existen encuentros luminosos, como el de la abuela que siempre lo lleva a reconocerse y avanzar. Sin importar el recorrido, ella solo quería que su nieta surguiera y aprendiera a querer. Por eso le habla del sexo sin tapujos, la confronta con el deseo. "Ela queria que eu entendesse que a ignorância da sua geração e das que vieram antes tinha feito a maioria absoluta das mulheres infeliz por séculos, e que um rasto tão comprimido de infelicidade não se apagaria sem educação e perseverança"
Lo mismo ocurre con la figura del abuelo. Un hombre que, aunque forma parte del problema machista en ese sistema, abre la posibilidad de acompañamiento. Terminan siendo amigos, cómplices y problemáticos. Y es que los personajes (y situaciones) son contados con una descarnada verdad que desestabiliza.
Una novela de la fractura de lo cotidiano, de la supervivencia, del dolor y del construirse una identidad en medio de los vacíos de los sistemas y de la memoria. También es una novela del perdón. Leerla fue un recorrido emocionalmente difícil pero revelador. Las fotos que acompañan en forma de diario, sirven de alivio metafórico del entorno.
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