Antonio Ramos Revilla
FCE, 2021
Efraín tiene que encontrar, en muy pocos días, el dinero necesario para sacar de la cárcel a su Má. Esto mientras cuida de sus hermanos, Fredy y Marcos, en la parte más alta del cerro, en una colonia periférica de la Ciudad de México.
Esta novela, poco complaciente, se adentra con dureza en la situación de precariedad de los personajes. Lo hace, lejos del sensacionalismo, como la exploración realista de la ausencia de los adultos en situaciones de riesgo. Esos instantes en las que el adolescente se transforma en el adulto sin tener las herramientas suficientes para llevar a cabo esa responsabilidad.
A pesar de que las acciones están en constante y vertiginoso movimiento, es una novela dura, triste, que apela a la miseria como el marco referencial de Efraín. Están en constante tensión el hambre, la violencia, la explotación, la injusticia, el narcotráfico. Una novela muy bien estructurada y narrada, que no se vale de florituras para enunciarse desde donde lo hace, desde la precariedad y la voluntad de su protagonista.
"Uno debe cuidar las calles. Debe aprender a mirar. Debe sospechar. Todo es ruido. Todo es movimiento. Todo coche que sube por Montes Azules es peligroso. Se avisa si algún extraño merodea, si alguien anda "como perdido". Mirar. Guachear. Revisar. Medir el peligro".
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