Esto por no querer decir que es lo mejor que he visto en el año. Por esa razón la dejaré hoy todo el día y la nombro antes de contar los tres primeros lugares esta semana. Planet earth II no entró en el conteo porque los criterios con los que evalué las otras series contenían temas de argumento, guión y personajes, por lo que no tuve como ponerla en competencia. Aunque en serio, es lo mejor del 2016. Se trata de una serie documental inglesa de la BBC acerca del planeta Tierra, de los animales y sus hábitats. Es una secuela de la serie documental en HD que hizo la BBC en el 2006 que se llamaba Planeth Earth.
En esta segunda entrega, deciden apostar a una tecnología mucho más moderna, haciendo el documental en ultra high definition. O sea, que la calidad y el detalle de las imágenes es asombroso. Son sólo seis episodios que cuentan la vida en -y de- diversos ecosistemas: islas, montañas, junglas, desiertos, llanos o pastizales y ciudades. Los episodios duran alrededor de 60 minutos pero valen la pena, no sólo porque se adentran en cada una de las dinámicas de estos espacios sino porque lo hacen con una fotografía impactante. No hay efectos especiales que puedan superar esta forma de mostrar al mundo. Sus secuencias tienen mucho cuidado al detalle, coherentes con las micro historias que te van narrando acerca de los métodos de convivencia o sobrevivencia de los animales (puntazo para la postproducción y edición). Y te enteras, con absoluto asombro e ignorancia, lo compleja pero lógica que es la naturaleza. Además que, para mostrar cómo lograron filmar algunas de las tomas de las series, algunos episodios tienen ese epílogo llamado Diarios en el que cuentan cómo se estableció la dinámica de los equipos de rodaje con los animales, y qué dificultades debieron pasar para encontrar ciertas tomas. Si a esto le sumamos la reconfortante narración del británico Sir David Attenborough, no hay forma de no sentirte involucrado en los episodios. Y si aún te parece poco, Hans Zimmer, compositor de las bandas sonoras de Interstellar, Inception, El rey León, The Dark Night o Gladiator, por citar unos ejemplos, es el encargado de darle la intención musical a cada uno de los episodios, transportándote desde emociones relacionadas con la grandeza inabarcable del universo a sentimientos más simples como la comedia o el romanticismo.
Esta mini serie no tiene la intención de prestar una crítica al hombre. Pocas veces cuestiona el efecto del humano dentro de la descomposición de estos espacios. Sí lo hace, cuando habla de la selva, o la historia de las hormigas que llegaron a la isla de Pascua en barco a alterar la vida del cangrejo rojo (que además la secuencia de cómo las hormigas atacan a los cangrejos, puede ser muy dolorosa) o en el efecto de las ciudades. Digamos que se trata de mostrar al mundo, tal cuál es. O como jamás llegamos a imaginarlo: porque la toma del isla llena de pingüinos parece irreal, así como la relación del hombre con las hienas o los hongos que brillan en la noche. Por lo que ver la forma de actuar de los animales, desde el instinto o la lucha por mantenerse con vida y seguir dándole continuidad a la especie, habla mucho más de la especie humana que cualquiera de las series que estoy nombrando. Las emociones más instintivas que son, al final, el motor del mundo, se pueden entender más en esencia viendo este documental: los celos, el apareamiento, el poder, la astucia, la solidaridad, la convivencia, el ciclo de la vida, entre muchas otras. Es bueno darte cuenta de vez en cuando que el ombligo del mundo no está en ti, está en otra parte.
No pondré mejor episodio, porque todos tienen un aporte diferente desde distintos ángulos. A mí me gustó mucho el de las Islas y el de las Ciudades, pero sería atrevido decir que son los mejores porque en serio, los seis, me parecieron increíbles y dignos de ver.
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