Atención: spoilers.
Howard Gordon y Alex Gansa se inspiraron en la serie israelí Hatufim para crear Homeland que, en su lanzamiento, cautivó la atención de todos los espectadores, tanto expertos como incautos. Sin embargo, la desaparición de Brody al final de la tercera temporada, generó una desazón en sus espectadores. Muchos renunciarían a verla, sin el protagonista, nada tendría sentido. Pero se equivocaron. La cuarta temporada trajo esta serie de forma contundente, reinventada, y como la vida cotidiana, que cambia, evoluciona y sorprende. Estos creadores demostraron que una serie con una buena historia de fondo, puede seguir contándose. Ellos han sido un gran ejemplo de estructura, coherencia y sostenibilidad.
Es verdad que también tiene a dos personajes indestructibles: Carrie y Saul. Que en esta quinta temporada nos pusieron a sufrir con esta distancia y desconfianza entre ambos. Sin embargo, los escritores han logrado construir una relación tan sólida entre ambos durante toda la serie, que no importan las dudas o los giros de la historia, uno sabe que ninguno de los dos es capaz de traicionarse sin importar en qué posición estén. Esa convicción le da a uno como espectador no sólo seguridad, sino un suelo en la trama. Además, en esta temporada, aprovechamos para descubrir en la distancia de su relación, una realidad mucho más complejas en sus soledades. Carrie parece negada a la estabilidad, a la maternidad, al amor de pareja. Ella está más tranquila en esta temporada, se está obligando a cambiar pero el pasado la condena. Es una sombra que la acosa y le destruye la estabilidad. Saul, por el contrario, sigue tratando de encontrar un punto de encuentro en los juegos de poder. Ambos luchando entre la ética del deber y lo que quieren ser.
Esta temporada, también trajo consigo a dos personajes femeninos tan atractivos como elocuentes. Por un lado estaba Allison, esta agente de la CIA con un buen hacer y de la que poco a poco vamos descubriendo sus implicaciones con la inteligencia rusa. Una doble vida que enreda a Saul, que debe hacer desaparecer a Carrie, que la va acorralando y enfrentando a debates pocos morales en los que una organizada mentira es su mejor arma.
Es más, que ella sea capaz de dispararse a sí misma para confundir, habla de un compromiso real con lo que cree. Lo mismo ocurre con Laura Sutton pero hacia el compromiso social. Esta periodista comprometida con desbaratar a las cúpulas del poder, dejarlos en evidencia, pero que debe comprometer su ética para salvar las vidas que ninguno de los anteriores es capaz de salvar.
Quinn, por su parte, ha sufrido mucho. Dejándonos esa carta dolorosa en la que Carrie parece tomar decisiones radicales. Este peregrinar de Quinn durante toda la temporada, nos mostró distintas caras del fanatismo, y dejó en evidencia el cartel político de Homeland en el que todos son culpables. Él es la muestra deprimente de un humano que dedicó su vida a trabajar en una agencia de inteligencia. Peter Quinn es el eslabón débil, a diferencia de los demás personajes, pues él no quiere seguir viviendo en esa oscuridad.
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