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Foto del escritorFreddy Gonçalves Da Silva

Edgar Rodríguez Cogollo

Actualizado: 15 ago


Los lectores de este blog conocen Ojos de perra azul, el podcast de Radio Mandarache que dirijo junto a Alberto Soler y que tiene esa increíble edición y dirección de arte de Fito Conesa. Sin embargo, detrás de nosotros, existen un grupo de veinte jóvenes protagonistas que componen cada episodio. Sin sus voces, seríamos incapaces de darle forma a cada idea, reflexión, propuesta creativa. De allí nace esta iniciativa de conversaciones perrunas, un espacio en el blog en donde iremos publicando breves entrevistas a cada una de sus participantes. Este podcast es una experiencia colectiva, la intención no es sólo ponerles un rostro, sino de ofrecer un contexto y ampliar su sentido de pertenencia en este proyecto.


conversación perruna 14: Edgar Rodríguez Cogollo, 25 años

¿Quién es Edgar?

¿Cómo te enteras tú de Mandarache? O vamos por partes, porque en el caso de Colombia, ustedes tienen primero la relación con Leer el Caribe...


Exacto. Nosotros tenemos este programa acá, de fomento a la lectura, que es Leer el Caribe y en algún momento, en 2017 0 2018, empiezan a hablarnos de esta idea de un nuevo proyecto (Mandarache), que se anexa a lo que veníamos trabajando. Es un proyecto que viene de un lugar muy lejano pero que al mismo tiempo tiene resonancia con uno, por todo este tema de las Cartagenas. Y bueno, pensamos: "¿qué va a pasar aquí?". Empezamos a navegar bajo una lógica que es bastante distinta a la de Leer el Caribe. Nosotros buscamos leer escritores locales para darle una importancia en nuestro entorno, pero Mandarache nos permitía eso y, además, tener una nueva conexión con el mundo, con un lugar diferente. Específicamente España. Así empezó, leímos los libros, nos parecían bastante interesante las lecturas y las dinámicas, que eran completamente distintas a Leer el Caribe. En esa medida nos fuimos integrando más al proceso. Fue fascinante al principio esa lógica de que nosotros podíamos votar por un escritor y la obra que nos gustara; y también la idea de construir una comunidad más grande. Se me viene a la cabeza la idea de lo que es la nación. Creo que la propone primero Benedic Anderson y que luego la acuña Ángel Rama para hablar de una comunidad imaginada. Eso se vuelve Mandarache para nosotros, una especie de comunidad imaginada, ya no en términos de una república sino de una república de lectores. Somos un jurado inmenso, que no nos conocemos directamente, pero que nos encontramos en torno a las palabras y los libros. Estamos todos allí. Algo nos resuena a la mayoría que, a fin de cuenta, terminamos votando por ciertas lecturas porque nos identifican, o nos conflictúa. No sé, es como muy bonita la idea de una conexión más allá de nuestro entorno cercano, porque a fin de cuenta eso es lo que hacen los libros. Termina uno conociendo las palabras de los escritores, antes de conocerlo a ellos mismos. Creo que ahora con el programa somos mas conscientes de que no estamos leyendo solos, y allí radica lo fascinante del proyecto.


¿Y tu proceso con el Leer el Caribe?, ¿cómo lo viviste?


Empecé como a los 14. Nos enteramos por la profesora de Lengua Castellana. Leíamos al escritor o escritora del año. La primera vez que participé era una escritora isleña, sanandresana, se llama Hazel Robinson Abrahams. Promovimos actividades alrededor de ella y al final terminamos encontrándonos. Al principio uno está como un poco perdido, no dimensiona, hasta que vives el proceso. Te enteras de que otras personas de otros colegios de la ciudad también hicieron las lecturas que tú mismo hizo, que encontraron sus propias formas de interpretarla, de hacerla viva y de hacerse preguntas alrededor de la lectura.


¿Y cómo haces la fusión de pasar de ser estudiante a formar parte del proyecto?


El proyecto te da espacios que uno va encontrando libremente. En mi caso, fue a partir de las artes escénicas, algo que siempre hice por voluntad propia o por accidente. Las profesoras que en ese momento estaban guiando nuestro proceso, siempre estuvieron muy activas en el programa. Eso fue fundamental, que los profesores estuvieron tan interesados de que uno no se desvinculara del proceso. Eso me motivaba a medida que iba creciendo. Además, empezó a resonar nuestro trabajo, pero cuando termino el colegio, creí "aquí acabó todo". Pues no, las profes me siguen llamando para que me vincule y así fui encontrando un lugar. Y seguimos aquí, entendiendo la relevancia de esto pero desde otra perspectiva. Ahora intentado de reproducir eso que en algún momento pasó conmigo, el que hubiese un mediador que estaba constantemente diciéndome: "esto importa, vamos a descubrir por qué importa, y aquí hay un lugar para ustedes". Para mí es importante que los chicos y las chicas que participan en esto se sientan parte del proyecto y sepan que es de ellos.


Años después, en 2023, te invitan a participar en el Congreso internacional 'Cartagenas lectoras'. Efectivamente con una mirada más completa del proyecto, siendo capaz de poder llevar esta conversación desde otro lugar. Sin embargo, Edgar no dejaba de ser una persona joven aunque venía como un profesional de la mediación: ¿cómo viviste esa experiencia?


Primero, quiero pensar que nunca dejé de ser un joven en el Congreso. Segundo, fue fascinante. Por varias razones. Nunca había viajado tan lejos, por tanto tiempo. Fueron como unas quince horas de viaje, una experiencia muy extrema, como un viaje en el tiempo que me descolocaba. Y luego con el Congreso, no sé cuál aspecto abordar. Es decir, pude conocer a la gente que siempre estuvo allí, ¿sabes?, volviendo a la idea de la república imaginada de lectores, encontré una concreción en esa idea. Ahora estás personas son reales, tienen cara, una vida, unas historias, con muchas cosas en común y otras tantas diferencias. Había mucho que aprender. Entre nosotros se dio una idea de hospitalidad y de hermanamiento, con personas de lugares muy distintos. A mí casi que me explotó la cabeza ver cómo estaban haciendo Mandarache desde otros lugares, e incluso confrontar lo que ellos creían de nosotros. Pudimos imaginar entre todas y todos un mejor Mandarache, incluso nuevas formas de cómo abordar Leer el Caribe. Fue regresar con nuevas ideas y muchas expectativas, sobre las acciones que estábamos haciendo y las que podíamos hacer.


En consecuencia, te he arrastrado a este "no lugar" del podcast, ¿por qué decidiste seguirme la corriente y aceptar formar parte en Ojos de perra azul?


Tú lo has dicho, me trajeron a la fuerza. Al principio, yo te manifesté que no me sentía cómodo participando en un podcast, porque quizás sí tengo mucho para decir, pero mi voz no me ayuda; es un asunto que estoy trabajando. Escuchar mi voz, me da cringe, como quien dice. Pero a la vez me parece muy atrayente que Mandarache se esté pensando un espacio más amplio, más allá de las fronteras, que entiendo que ha sido su visión desde que pensaron en "Orillas Mandarache". Menos mal que van más allá de la lectura y las votaciones, se estén pensando más espacios donde se nos incluyan a todas y todos. Vamos haciendo más fuerte esa idea de comunidad y el podcast creo que está propiciando eso; y creo que incluso se puede seguir ampliando. Ojalá dejen de escucharme a mí y empiecen a escuchar otras voces de las chicas y los chicos que están aquí, allá y en todos lados.


Si tuvieras que explicarle al mundo qué es Ojos de perra azul, ¿cómo lo harías?


Una transgresión de un cuento casi que canónico de Gabriel García Márquez, y eso es muy interesante. Además que ese cuento me gusta muchísimo. Yo escuché hace mucho el nombre de Ojos de perra azul y pensé "¿qué es esto?, ¿qué están haciendo?". Ojos de perra azul es un espacio para que las voces tengan un lugar, y un lugar extraño, que uno a fin de cuenta no termina de saber qué es. Porque aún no hemos estado dentro de la reuniones virtuales. Y de igual manera siento que siempre hay como un espacio para la inventiva, que se me hace muy interesante. O sea, que pienso sobre un tema y puedo hablar; que tenga la licencia de decir cualquier cosa que se me ocurra y quizás eso, en otros espacios, no tenga mucha cabida. Aquí puede ser interesante decirlo y escuchar a los otros. Es como un puerto para muchas voces que se encuentran, algunas veces se chocan, y crea una mezcla extraña.


Y eso que Colombia y Chile están viviendo aún la experiencia a medias, como el piloto de un proyecto en expansión. A pesar de eso, ¿qué ha aportado Edgar estos meses al podcast?


Soy un lugar de enunciación. Quiero pensar que mi voz es valiosa. A veces uno se tiene que decir eso, porque no se lo cree mucho. Creo que Ojos de perra azul hace eso, impulsa la idea de que tengo algo que decir y tengo un lugar para decirlo. Con todo y que vivimos en un mundo híper conectado, uno se pone trabas para decir lo que uno cree, con convicción y creo que eso aporto hasta el momento. Además de que tú me propones ser lo más genuino, tratar de ser honesto, y yo no soy totalmente honesto en otros lugares, casi que porque me lo exigen; entonces mi experiencia aquí ha sido: "voy a salirme del formalismo al que tanto lo habitúan a uno y tratar de expresar lo que más me salga". Creo que vamos en el intento. Siento que cada vez que me pides un audio, crezco y aprendo un poco.


Foto: de Pablo Madrid · I Congreso Internacional 'Cartagenas lectoras" · Auditorio Batel · 10 de mayo del 2023

Pensando en el espacio de enunciación y representas a un joven adulto, que ha transitado por distintas fases, ¿cómo se siente ser un joven actualmente en América latina?


Complicado, ¿no?. Aquí me voy a pensar más en grande, abarcar todas las esferas de la vida. Tenemos la sensación de que uno no tiene nada, incluso la posibilidad de un futuro. No sé, uno ve su futuro cada vez más más en peligro. Y no sólo lo digo desde mi lugar más íntimo, es una conversación que he tenido muy a menudo con otros jóvenes que se manifiesta incluso en nuestros propios problemas. Los problemas de nuestros cuerpos, con la mente. Estamos como en una tabla en medio del mar, tipo Titanic, y vamos a caer de lado. Pese a todo, muchos estamos tratando de hacernos un lugar, buscando en los recovecos donde cabemos. Es más difícil cuando hay tantos discursos que dicen tenernos en cuenta y a la larga no termina siendo tan así. Esa idea de escucharnos a los jóvenes termina siendo muy a medias. Entonces es súper complicado, porque uno hace el mayor esfuerzo posible, pero te acostumbras a que no te oigan ni hagan nada. No sé si es exceso de resiliencia, que como todo en exceso también termina siendo malo, pero es que a uno le toca vivir. Sin que eso signifique pasar por encima de los otros. Uno sigue creyendo, a pesar de que por todos lados están anunciando el apocalipsis, que podemos habitar un futuro un poco más amable.


De hecho, tú tienes propuestas de lugares donde poder habitar ese futuro. Háblame de los clubes de lectura y las artes escénicas en tu proyecto cultural: Serendipia.


Serendipia es una idea a la que le pusimos nombre hace unas semanas apenas. Es, de hecho, la concreción de todo el proceso que vinimos llevando hace muchísimos años en Leer el Caribe. Nace de allí, de la idea de imaginarnos la lectura como un ejercicio más integral, democrático, y abierto a otras manifestaciones y otros diálogos. Decidimos hacer formal la idea de la mano de la profe Berenys (Berenys Barrios), que uno es secuaz de la otra. En parte, porque queríamos organizarnos también un poco. Hasta ahora hicimos todo un poco libremente, eso ha implicado que no tengamos la oportunidad de acceder a cosas tan puntuales como recursos que podría brindarnos el estado, y que debería brindarnos porque es un derecho. Entonces, quisimos dejar de lado esos procesos burocráticos que siempre encontramos en el camino y que nos dan inestabilidad. Pensamos el proyecto como una cosa más nuestra, entender nuestros procesos y expandir el espacio que nos detona la lectura. No sólo desde las artes escénicas, sino desde las artes en general, pensando en la música, la escritura, la oralidad. Es algo que apenas está comenzando. Hacemos muchas cosas y las hacemos bien. Encontramos esa plataforma, ese nombre. Están involucradas otras personas jóvenes. Es un espacio abierto a todo el que quiera llegar y en el que podemos hacer muchas cosas, aceptar propuestas. Nos salimos un poco del formalismo de las fechas, eventos, enfocados en seguir trabajando para integrar a más personas y opciones.


¿Hay alguna actividad en concreta en acción o solo en espacios de experimentación? Recientemente un profesor de la universidad, me invitó a participar en un movimiento cultural alrededor de la obra de Gabriel García Márquez por los diez años de su muerte y porque surgió este libro póstumo. Propusimos un ciclo de lecturas sobre su obra, que detonó en un ejercicio puntual: la presentación de una obra de teatro que es resultado de todo ese proceso. Leímos diferentes cuentos, fragmentos de Cien años de soledad. Nos solemos reunir los sábados para hablar alrededor de eso. Ahora queremos comenzar a trabajar alrededor de los libros Mandarache de este año, porque tenemos muchas ideas de cosas que queremos hacer, a pesar de las fechas en contra. Lo mismo pasó el año pasado con Desencajada, que aprovechamos la visita de Margaryta Yakovenko. Más allá de asistir a unas agendas, queremos mantener la lógica del Premio Mandarache y Leer el Caribe, lo importante está en lo que queda del proceso y cómo se puede seguir multiplicándose.


¿Qué aspira Edgar a corto y largo plazo?


Actualmente estoy graduado en Lingüística y Literatura y trabajo principalmente con biblioteca y me gusta lo que hago. Aunque a veces tengo como muchos sueños. Me voy dejando llevar a ver qué tan viables son, y por eso me parece un poco extraña la pregunta. Podría decir que aspiro a seguir manteniendo la estabilidad. Seguir aprendiendo. Ojalá poder seguir estudiando. En relación a los proyectos quiero seguir creciendo, seguir encontrando oportunidades. No queremos quedarnos quietos. Encontrar puertas para ir abriéndolas, pero que sea sostenible. A menudo nos toca muy pesado, uno está constantemente chocándose, porque necesitaríamos un mínimo de garantías que no hemos tenido por muchísimo tiempo.


Vale, pero tú eres joven, aún puedes decidir caminos aparentemente menos complicados. ¿Por qué insistir en trabajar alrededor de la mediación cultural?


Porque importa, lo que hago significa algo para muchas personas. Importa como una urgencia. Las personas, en serio, necesitan gente que haga esto. Yo también lo necesito. En esa medida también me hace feliz hacerlo. Encuentro una especie de sentido. A estas alturas tengo una visión muy trascendente de las cosas, muy idealista todavía, y trato de dejarme llevar. Pese a las dificultades sigue funcionando. Veo lucecitas que dan esperanza.


Vale, si tuvieras el poder de controlar una foto que sería la imagen con la que todo el mundo te reconozca al buscar tu nombre en internet, ¿cómo sería?. Y sé que esta pregunta es difícil para ti, porque no te gustan las fotos.


Pues una muy natural, ¿no? donde esté siendo yo. Ese tipo de foto que le toman a uno sin que se de cuenta, y donde esté sonriendo si posible. De paso que la foto remita a un momento en el que haya estado genuinamente feliz. Dicen que los mejores momentos terminan guardándose así, como en fotos, y si esa foto existiera quisiera que fuera así.



Les comparto unos reels de la cuenta en Instagram de Serendipia Libros y Teatro, iniciativa cultural que dirige Edgar. Descúbrela, obsérvala y apóyala:




 

GLOSARIO:


Proyecto Mandarache es un programa de educación lectora, fomento de la lectura y promoción de la cultura escrita dirigido a la totalidad de la población del municipio de Cartagena con especial incidencia en el público juvenil y adolescente. Creado por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena en el curso escolar 2004-2005 y dirigido por un Grupo Promotor, una asamblea ciudadana de personas voluntarias comprometidas con los objetivos del proyecto. En el marco de este proyecto se celebran dos importantes reconocimientos, Premio Hache de Literatura Juvenil y el Premio Mandarache de Jóvenes Lectores, dirigido a dos etapas distintas de la juventud, en el que participa el mayor jurado joven, y donde se celebran distintas actividades que incluye encuentros con autores.


Leer el Caribe busca incentivar en niños y jóvenes de instituciones educativas el interés por conocer y explorar las obras de escritores de la región del Caribe colombiano. Dentro de sus actividades se incluyen capacitaciones a docentes de lengua castellana con expertos en la obra literaria del artista invitado, jornadas de lectura y abordaje de las obras y encuentros entre estudiantes y el escritor en diferentes espacios como colegios, bibliotecas y librerías. Es una iniciativa conjunta de los Centros Culturales del Banco de la República en Cartagena, San Andrés, Riohacha, Montería, Sincelejo, Barranquilla, Santa Marta y Valledupar.


I Congreso internacional 'Cartagenas lectoras' nace a raíz del programa "Orillas Mandarache". Es una iniciativa internacional de intercambio de experiencias educativas en torno a la lectura y la literatura contemporánea en español. La intención de esta iniciativa es estudiar su crecimiento futuro para transformar Mandarache en un modelo iberoamericano de fomento de la lectura. Esta primera edición se celebró en 2023, en Cartagena, España, y reunió también a profesorado y jóvenes de Colombia, Chile.


Radio Mandarache es una red de podcast en el marco de los Premios Mandarache y Hache impulsados por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena, con el principal apoyo de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte.


Ojos de perra azul es un podcast de Radio Mandarache para reflexionar sobre leer. Situamos a quienes leen en el centro del hecho literario para investigar distintos aspectos de la lectura y la cultura del libro. Un lugar de ensoñación y encuentro. Sinestesia, abstracción e intensidad adolescente sin pudor.      

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