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Foto del escritorFreddy Gonçalves Da Silva

Amor y morriña


Amor y morriña

Theodor Kallifatides

Traduce: Carmen Montes Cano y Eva Gamundi Alcaide


Christo migra de Grecia a Estocolmo gracias a una beca del gobierno sueco. Tiene poco más de veinte años y una profunda necesidad de arraigo. No conoce bien el idioma, sus progenitores aún viven en su ciudad de origen y una profunda nostalgia por una identidad inacabada. Su experiencia migratoria cobra otro sentido cuando él conoce a su vecina Rania, una mujer que vive en pareja y con una hija. La necesidad de querer a Raina formará parte de su periplo de adaptación.


Theodor Kalifatides escribe una novela profundamente humana. Al principio, me costaba percibir las intenciones de Christo con Raina; y esto forma parte de la manera en la que construye al personaje. Su inexperiencia pero también su inoperancia en cuanto al idioma, hacen que las relaciones con el otro contengan otros obstáculos. La sencillez y cautela de Christo lo alejan de su historia de amor y de las buenas intenciones, pero también lo mantienen a raya en conflictos con sus amigos o en sus trabajos precarios. Porque Christo está sobreviviendo. E insisto en esto, porque la novela no va de amores sino de cómo Christo se adapta a la vida fuera de Atenas. Resalto el trabajo de traducción de Carmen Montes Camo y Eva Gamundi Alcaide, quienes mantienen esa sensación narrativa de que sobre Christo siempre ocurre algo más que no se dice en la novela. La tensión del lector radica en sentir esa soledad del migrante que él busca traducir en palabras.


Cito: "El ser humano nunca está solo. Está en su cultura (...) La soledad existencial humana tal vez no fuera más que una ocurrencia poco imaginativa de egocéntricos megalómanos en cuyo mundo no cabe nada salvo su propio ego. No cabe duda de nos sentimos solos, pero eso no prueba que lo estemos de que verdad. Siempre podemos hablar con los poetas y los filósofos muertos, con nuestros muertos. Si eres griego, puedes hablar con todos los árboles y las aves, que son ninfas o mujeres jóvenes felices o desgraciadas, puedes hablar con el mar que tiene mil lenguas y con las montañas, a las que les cuesta expresarse. El ser humano nunca está solo. Christo se sentía solo, pero no lo estaba y lo sabía"


Editada por Galaxia Gutenberg. Bastante que me la recomendaron.



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