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Foto del escritorFreddy Gonçalves Da Silva

Alice Vieira

Actualizado: 3 sept 2021


La autora Alice Vieira lleva más de treinta años de vida literaria en Portugal y aunque suene fácil, no lo es. Desde la publicación de su primera novela, juvenil por cierto, Rosa, mi hermana Rosa en 1979, ha ido creando con palabras un camino sólido que la llevó a cruzar fronteras junto a sus libros. Algunos expertos la llegaron a comparar con la tercera punta de un triángulo perfecto que cerraban António Lobo Antunes y José Saramago. Quizás por eso, entrevistarnos con ella fue una experiencia de aprendizaje y admiración. La periodista no dejaba cabida a la duda. La escritora agregaba información cuando era justo y Alice respondía con aplomo y naturalidad a cada pregunta, con mucho que ofrecer y dejando la sensación de haber sido nosotros los entrevistados.

Desde la publicación Rosa, Minha Irmã Rosa (Rosa, mi hermana Rosa) en 1979 a la actualidad con Meia hora para mudar a minha vida (Media hora para cambiar mi vida), ¿cómo ve la evolución de la lectura en los jóvenes?

Nuestros jóvenes siempre leerán más de lo que se dice por ahí, al menos durante la época escolar. Falta saber si, al salir de la escuela, serán lectores adultos. En estos últimos 33 años de mi carrera literaria, hubo mucho más esfuerzo para llegar a ellos (el Plan Nacional de Lectura, por ejemplo, que puso a mucha gente a leer), porque no podemos olvidarnos de los avances tecnológicos y de todas las peticiones que un joven tiene actualmente, y que no tenía hace 33 años.

¿Cómo lograr que una obra mantenga su vigencia actualmente en el mercado juvenil?

Pienso que es fundamental no preocuparnos por la “duración” de nuestro trabajo. Yo escribo en el momento en que debo escribir, integrada a algún contexto o tiempo histórico. Mis historias están dentro de mi vida todos los días. Quizás por eso, 33 años después, Rosa, Minha Irmã Rosa (Rosa, mi hermana Rosa) aún es de los libros que más se leen en Portugal. Porque se trata de sentimientos. Y los sentimientos no cambian; lo que cambia son los accesorios, lo externo.

¿El Nobel a José Saramago ayudó a que el mundo pusiera los ojos con más atención en la literatura portuguesa?

Claro, es natural. Pero antes de Saramago, la literatura en portugués (no solo hablo de Portugal), ya era bien conocida. Tal vez faltaba un poco de divulgación…

¿Cómo ve al mercado de la literatura juvenil en Portugal?

De las historias de mercado te podría hablar mi editora. Yo escribo los libros que quiero, sin pensar en el mercado o lo que está surgiendo en él.

¿Cree en la literatura juvenil?

No mucho. Cuando escribo, nunca pienso en la edad que tiene quien me va a leer. Escribo para mí, como yo quiero, de la manera que me parece bien. Más nada. Del resto, la mayor parte de mis novelas para jóvenes son leídas también por adultos. Es muy difícil establecer una frontera a partir de la cual la persona deja de ser joven. ¿A los 15?, ¿a los 17? No lo sé… Lo que yo normalmente le digo a los jóvenes lectores (¡que son todos diferentes!) es: “Si les gusta, continúen; si no les gusta, pues déjenlo a un lado y lo leen más tarde”.

¿Qué tanto afecta la crisis a la lectura?

La crisis afecta todo. Más bien pienso que todo depende de las prioridades. Si una persona está habituada a leer y ama los libros con pasión, le será mucho más fácil sacrificar otras cosas para comprar un libro. Si no, de ninguna manera. Pero fíjate también: nunca se vendieron tantos libros en la Feria del Libro de Lisboa como en este año. Hubo más del 25 % de las ventas en relación al año 2009, que había sido el mejor en ventas hasta la fecha.

¿Por qué cree que sus obras son universales, que cruzan fronteras?

Como se sabe, “cuanto más local, más universal”. Es un hecho. Y como había dicho anteriormente, mis libros hablan de sentimientos y emociones. Eso no tiene fronteras.

Escribir sobre la cotidianidad es un arte, ¿cómo se logra ser tan verista sin rayar en el absurdo o en el amarillismo?

Porque además, encima de todo (¡y hace muchos años!), soy periodista. Por eso estoy tan acostumbrada a escribir sobre lo cotidiano, nuestras vidas del día a día. Es ahí donde me siento bien. Es mi dominio.

¿Cuáles son sus influencias?

Influencias, no sé. Pero pienso que somos influenciados por todo aquello que, a lo largo de nuestras vidas, leemos, vivimos, descubrimos, sentimos… Sin embargo, el autor que más marcó mi infancia y adolescencia, fue Érico Veríssimo. Su novela Clarissa me mostró, desde muy temprano, cómo era posible escribir una novela prácticamente sin historia. Es tanto mi agradecimiento que en la pared delante de mi mesa de trabajo tengo un retrato de él.

¿Qué libro le costó más escribir? ¿Por qué?

Mientras más difícil es un libro, más placer me da. Os profetas, una novela histórica que ocurre en Lisboa y la isla de Porto Santo en el siglo XVI, me dio un inmenso trabajo (sobre todo de investigación). Al contrario, en la actualidad, estoy escribiendo un romance para adultos, más de nuestro tiempo. Cuando la entregue, entonces debo pensar en lo que me gustaría escribir en la próxima.

¿Qué tanto afecta a un autor recibir tantos premios y reconocimientos por su obra?

He recibido varios premios por mi trabajo, pero no tantos. No corro detrás de los premios. Y no escribo mejor ni peor por el hecho de tener un premio. Es bueno, por supuesto, que se le haga un reconocimiento a nuestro trabajo, pero solo eso. No escribo con el propósito de ver si me gano algún premio.

¿Qué problemas tiene la literatura en Portugal?

Los de costumbre. Falta de apoyos a la cultura, poca divulgación de los libros que están escritos.

¿Hay censura?

Lo que “era” la censura. Felizmente terminó en abril de 1974. La censura siempre fue mucho más fuerte y feroz para los periódicos, el teatro o la televisión que para los libros. Había libros que no se podían vender abiertamente, pero que podían pasarse debajo de la mesa. En los periódicos -donde yo trabajé por muchos años- sí que era terrible. No se podía publicar nada antes de ser llevado a una comisión de coroneles que leían con un lápiz azul y rayaban lo que no querían que fuese publicado. Muchas veces cortaban páginas enteras -lo que es terrible para la prensa diaria, que tenía que tomar trenes por todo el país-. Debíamos tener siempre a la mano noticias anodinas, hechas para poder rellenar rápidamente los espacios que se editaban. Un día, el periódico donde trabajaba, el Diario de Lisboa, salió con toda la primera página con recetas de cocina. Al día siguiente, por supuesto que la censura fue aun mucho más fuerte (logrando con eso que los lectores del periódico notaran que aquella página había sido toda cortada).

¿Alguna anécdota de su incursión en la televisión?

Trabajé mucho en televisión hace muchos años. Sobre todo del otro lado de la cámara, o sea, en la producción de textos para programas infantiles. Yo fui parte del grupo de escritores que hizo la versión portuguesa de Plaza Sésamo(Sesame Street).

¿Iniciativas como la editorial Planeta Tangerina están haciendo brillar en el exterior los libros portugueses?

Afuera y dentro. Planeta Tangerina es una de las mejores cosas que últimamente han aparecido en la literatura infantil; aunque mi área sea para mayores…

¿Cómo se siente tener una hija escritora (Caterina Fonseca)?

Escritora y periodista (las desgracias nunca llegan solas ¡LOL!). Ella comenzó muy temprano escribiendo tres novelas juveniles, todas premiadas (sin embargo, ya se dejó de eso). Es quizás por esa razóm que ahora me parezca natural. Del resto, ella es completamente diferente a mí. Las cinco novelas para adultos que tiene publicadas se relacionan mucho más al realismo mágico, que nada tiene que ver con mi estilo. Además, como tenemos nombres diferentes, hay mucha gente que no sabe de nuestro parentesco.

¿Qué planea para el futuro?

Descansar. No conozco a nadie, con mi edad (a meses de cumplir 70), que lleve una vida como la mía. Ir al gimnasio a las siete de la mañana, correr de escuela a escuela (incluyendo en el extranjero), y escribir libros para todas las editoriales del grupo Leya. Ahora mismo quiero descansar.

Conversaciones minúsculas


¿Un país?

Portugal.

¿Una palabra?

Madrugada.

¿Una canción?

Fado.

¿Portugal?

Sol.

¿Un animal?

Caballo.

¿Una personalidad de la actualidad?

Obama.

¿Una película?

Casablanca.

¿Un verso?

“O amor é a noite a que se chega só”, Tolentino de Mendonça.

¿Periodismo?

La verdad, siempre.

***Imágenes usadas en esta entrevista: 1. Detalle de afiche de celebración de los 30 años de vida literaria de Alice Vieira, ilustrado por Bernardo Carvalho. 2. Detalle de fotografía tomada por Joana Bourgard. 3. Detalle de portada del libro Viagem à roda do meu nome, ilustrada por Bernardo Carvalho y editada por Caminho.


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