Los lectores de este blog conocen Ojos de perra azul, el podcast de Radio Mandarache que dirijo junto a Alberto Soler y que tiene esa increíble edición y dirección de arte de Fito Conesa. Sin embargo, detrás de nosotros, existen un grupo de veinte jóvenes protagonistas que componen cada episodio. Sin sus voces, seríamos incapaces de darle forma a cada idea, reflexión, propuesta creativa. De allí nace esta iniciativa de conversaciones perrunas, un espacio en el blog en donde iremos publicando breves entrevistas a cada una de sus participantes. Este podcast es una experiencia colectiva, la intención no es sólo ponerles un rostro, sino de ofrecer un contexto y ampliar su sentido de pertenencia en este proyecto.
conversación perruna 7: Isabel Martínez Martínez, 23 años
¿Cómo empiezas a formar parte del Proyecto Mandarache?
Yo era lectora empedernida de siempre. Entro al instituto y en 1ro de la ESO empiezan las típicas lecturas obligatorias que tienes a lo largo del curso. Las nuestras iban cada trimestre y hacíamos intercambios con los libros de Mandarache dentro del aula. Así es como yo conozco el programa. Ese año Juan Ramón Barat gana el premio Hache y me encantó. Fui justo a su encuentro, fue maravilloso. Luego participé en algún proyecto con Mandarache. Una vez hicimos una coreografía, en 4to. de la ESO, para la gala final. Yo de por sí soy muy abierta, me gustaba mucho la literatura y aquello me parecía increíble. En aquel momento lo veía como una adolescente, me gustaba perder clases y, además, para algo de libros; pero ahora que soy educadora social, lo veo desde fuera, y pienso que es increíblemente buena estrategia. Los jóvenes no se gastan ni un euro en esos libros, es una actividad cultural, literaria, formativa, con un enfoque completamente novedoso. Ya me gustaba desde dentro pero ahora viéndolo desde otro prisma le sigo teniendo el mismo cariño al proyecto.
Es curioso que del grupo de los jóvenes más mayores del podcast, eres prácticamente la única que no formó parte de Libreta, ¿por qué no participaste en ese taller de creación?
En aquellos años no lo estaba pasando bien emocionalmente. Lo que era capaz de escribir, no era capaz de mostrarlo. Si que hubo alguna conversación con profesores, incluso con Alberto, de "preséntate a Libreta", "pruébate"; pero no, yo no era capaz de abarcar ya más. Era imposible coger más carga. Participé igual en otras de las actividades de Mandarache.
¿Y por qué le dices que sí a Ojos de perra azul?
Estaba mayor. A ver, es que siempre estuve muy a full en el proyecto. Es más, con el instituto participamos en el programa de La 2 que le hicieron a Mandarache. Les gustó a quienes lo vieron. Cuando salió la idea de hacer el podcast nos reunieron a unos cuantos chavales y entre ellos me llamaron a mí. Así empezó, en una reunión en la Concejalía de Juventud.
Hoy en día, ¿cómo le explicarías a la gente qué es Ojos de perra azul?
Para mí, es coger la esencia de Mandarache y expandirla. Transportarla a otro medio. Es que no sabes todo lo que Mandarache te remueve. No sólo conectas con los libros, sino con las dinámicas, con la importancia que tú, como joven, tienes dentro del proyecto. Ojos de perra azul son como todas esas emociones, sensaciones e ideas que genera la literatura a las personas que realmente nos gusta leer. Es un tópico, ¿no? pero vas a otros mundos. Es transportar toda esa emoción a un podcast. Abrirlo y darle cabida a más gente para que una idea que a lo mejor no se ha planteado, o que no se le pase por la cabeza, le sirva de hilo conductor para sus propias sensaciones. Al final es la esencia, poner en el centro, de protagonista, en este caso a los jóvenes pero también a los oyentes. Cada uno de nosotros aporta sus ideas, sentimientos... hablamos de temas trascendentales y todas esas cosas profundas, hermosas y hasta horrorosas. De repente lo pones en audio y ¡pum!, dejas de ser protagonista para que lo sea esa otra persona que nos escucha del otro lado del teléfono. En cada episodio editado, nosotros somos el libro.
Qué bonito eso.
Es que no sólo va de lo cultural, sino de temas comunes, porque son cosas que nos pasan a todos. Si hay libros que te llevan a experimentar sentir tal o cual cosa, el podcast es lo mismo. Al final el receptor es quien lo interpreta y quien lo proyecta después.
¿Qué ideas nuevas recomendarías para mejorar aún más el podcast?
Pienso en aquello del hábito de la lectura, que lean desde niños. Me explico. No perder esta esencia del podcast, porque creo que es importante para los jóvenes hablar de estos temas; pero aprovecharía hacer un especial con edades más tempranas, tal vez por los veinte años de Mandarache que se celebran pronto. No a nivel Ojos de perra azul es un podcast hecho por jóvenes pero muy adulto, por todo lo que te puede remover, pero sí me imagino hacer uno enfocado más a la infancia, a los niños. Conocer cómo están viendo al mundo.
Supongo que dirigido por jóvenes, ¿no?, porque ya estarías abarcando otra idea de proyecto.
Sí, sí... Y ese es otro tema: los jóvenes. Luego me da mucha rabia decirlo, pero creo que una de las esencias más importantes de este podcast, es que lo protagonicen siempre gente joven, que sean personas que estén en ese limbo entre la adolescencia y la madurez. El relevo generacional es una cosa que no se puede perder. Deben seguir insistiendo en traer más talentos nuevos de las aulas, como los que se han ido integrando en los últimos años. Es más, debería existir un coto de edad entre los 15 y los 25. Son dos momentos distintos pero en ambos, empiezas a enfrentarte a la vida, con mundos y enfoques totalmente diferentes. Es adaptarse o morir.
Y siendo una de las mayores, ¿qué crees que aportas al podcast?
Soy la última que te envía los audios.
¡Qué va! Todos creen lo mismo. No tienen ni idea... Además, eso no es un aporte.
¿Qué le aporto yo? Es muy raro de explicar. Soy una mezcla un poco extraña entre algo extravagante y lo de siempre de casa. Si me tuviera que definir, soy como una abuelita muy moderna, una abuelita lanzada. No siento ningún choque de mis ideas con algo muy progresista o moderno o diferente del día a día de la gente. Además estoy conectada a una matriz muy terrenal, tradicional, incluso antigua te diría. Creo que sé casar muy bien los dos mundos.
Extravagante, sin duda. Nos has dado los momentos más dementes del podcast: desde conectarte a un encuentro en medio de una cena con estudiantes italianos hasta conversar sobre la frontera desde un blablacar conducido por un militar que participó del debate.
¿Ves? Pues eso soy, extravagante.
Acabas de explicar cómo es Isa en cuanto al podcast, pero cómo traduces eso en tu vida actual, ¿cuáles son tus aspiraciones futuras a corto y largo plazo?
Soy una persona que considera que las cosas que son buenas o bonitas, no se tienen por qué cerrar, sino que tienen que adaptarse a la vida que cambia. Un ejemplo, hay canciones, letras de cuadrillas que son super antiguas, machistas, ¡horror!; entonces yo me quedo con ese baile, su música, pero la letra ya se la pongo yo. Si el medio es bueno, solamente hay que adaptarlo. Igual que se inventó la radio y mi abuela con su abuela se sentaban y escuchaban la radio, yo ahora me siento con mi abuela y le pongo Ojos de perra azul. Mi abuela flipa con muchas cosas, pero le hace gracia escuchar eso. ¿Al final a qué se reduce eso? A una a abuela con su nieta que, a través de un producto reproducible, está pensando en algo, recibiendo estímulos que le pueden cambiar o no. Creo que mi futuro va a ir por allí.
¿Por eso estudiaste para educadora social?
Y por mi vida. Las cosas que me pasaron en la juventud. Sabía que quería trabajar con personas y aportar algo al desarrollo de la gente. Cuando apareció la educación social en mi vida, lo comprendí. Era eso lo que quería. Aunque luego tengo ciertas ideas de trabajo que, muchas veces, llega a un radio muy pequeño, por lo que creo que debo llevarlo más allá. Quiero ser una educadora social que oposite para el parlamento europeo. Creo que estar en proyectos europeos ya sea de migración, relaciones internacionales, cultura o medio ambiente, me ayudará a aportar algo más grande, que llegue a más lugares.
¿No te importaría trabajar fuera de Cartagena?
Soy una persona que quiero mucho a mis raíces, pero precisamente por como he vivido, no me siento fuera de mi casa. O sea, no siento que tenga un lugar concreto. Tengo mi zona: la casa de mi abuela, la casa de mi madre, la de mi padre, este es mi sitio en el mundo, pero yo no tengo un lugar que pueda llamar mi casa. Soy un poco itinerante en ese sentido, creo que al final mi casa es donde yo esté a gusto, donde sea yo misma desarrollándome.
Además, es que te encanta la trova... Quizás desprenderte de la idea del terruño, hace que te vincules de esa manera con la copla, que es mucho más tradicional.
Digamos que yo necesito una conexión con la tierra madre de alguna manera, pero no me importa deshojarlo, deshacerlo, completarlo. Ahora por ejemplo, yo había tenido incluso bloqueos. No leía, solo escribía para desahogarme. Habían muchas cosas que quería contar pero era muy raro... Esta es una anécdota que he contado muy poco. Empecé a leer muy pronto y mi padre me compró un libro de cuentos. Había uno que era la bruja Brunilda, que la adoro. Es una señora que vive en el bosque rodeada de animales, pendiente de que los cazadores furtivos no la liaran y haciendo tartas, o sea, me parece maravillosa. Todas las noches mi padre me leía un cuento y la bruja Brunilda. Eso fue pasando con los años y llegó un cierto día en que le dije a mi padre: "ahora te lo leo yo". Y eso tiene mucho que ver con la copla, porque yo no sabía leer, pero veía los dibujos y le contaba palabra por palabra el cuento a mi padre. Creo que de allí viene mi capacidad de retención y de imaginación.
¿Cómo relacionas tu pasión por la trova con todo este recorrido?
Vamos a ver, mi padre es el guion de la cuadrilla de la porra. El guion es la persona que trova, que canta. Mi padre estaba en la cuadrilla por tradición, por sus abuelos, amigos, gente del pueblo. Y llega un momento en que el hombre que canta estaba ya mayor y le iba diciendo a mi padre que lo sustituyera. Cuando muere, mi padre se hace cargo de eso. Desde muy pequeña iba con él. Parecido a lo del libro. Íbamos a un sitio a cantar y entonces le decía: "dale, papá, ahora yo". Lo hacía y de pronto se giraba mi padre y veía que lo que había dicho tenía sentido, coherencia, rimaba y daba en el tono. Lo que vino fue un proceso. Yo iba con mi guitarrita pequeña, queriendo cantar. Claro, yo era muy pequeña, y para el momento quizás tenía la capacidad de hacer una canción. Así que al principio mi padre me las decía al oído y yo las cantaba, que es algo que ocurre en el trovo. Con el tiempo, mi padre me las decía y yo me las aprendía en el coche y las cantaba después. Después me las escribía y las leía. Al final, las memorizaba. Hasta que llegó el punto que así, de copla en copla... cantaba, inventaba el trovo y fue cuando empecé a escribir.
¿Y ahora cómo te ves representada? Si tuvieras el poder de controlar la foto, que sería la imagen con la que todo el mundo te reconozca al buscar tu nombre en internet, ¿cómo sería?
Me gustaría que fuera en un fondo claro. En alguna playa, en la Cala de las Mulas, y no sé, que fuera una foto robada. Mi madre dice que soy muy fotogénica, pero creo que las fotos en las que mejor salgo son en las que no me he dado cuenta que me las están haciendo. Creo que sonreiría y me gustaría que fuera de cuerpo entero, por también forzarme un poco a decir "no pasa nada con tu físico y que te expongas"; pero que no sea muy posada. ¡Mira que mona! pero muy yo. Muy natural. Que no me pille posada, metiendo tripa. Y tampoco en bikini. Ni tanto ni tan calvo, como muy relax. Muy Isa en verano. Mi hermana lo define como muy fluffy, con falditas muy ahhh, o vestidos muy uhhh... ¿Te acuerdas cuando viniste al Molino Derribao, sería un poco ese tipo de ropa. Cómoda, libre.
Les comparto una décima original de Isabel. Descúbrela, léela y apóyala:
DÉCIMA:
De chavales muy despiertos,
mil ideas y emociones,
razones, contradicciones,
locuras y sentimientos;
les dejamos hoy envueltos
en una tela de tul.
Búsquenlos en el baúl
que es este libro sonoro.
Con respeto y sin decoro:
Firma “Ojos de Perra Azul”
GLOSARIO:
Proyecto Mandarache es un programa de educación lectora, fomento de la lectura y promoción de la cultura escrita dirigido a la totalidad de la población del municipio de Cartagena con especial incidencia en el público juvenil y adolescente. Creado por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena en el curso escolar 2004-2005 y dirigido por un Grupo Promotor, una asamblea ciudadana de personas voluntarias comprometidas con los objetivos del proyecto. En el marco de este proyecto se celebran dos importantes reconocimientos, Premio Hache de Literatura Juvenil y el Premio Mandarache de Jóvenes Lectores, dirigido a dos etapas distintas de la juventud, en el que participa el mayor jurado joven, y donde se celebran distintas actividades que incluye encuentros con autores.
Libreta Mandarache es un taller de creación literaria y escritura dirigido a jóvenes.
Durante cada curso escolar las personas jóvenes seleccionadas reciben clases de escritura y de literatura, así como otras nociones sobre el mundo profesional del libro y la investigación. El grupo seleccionado está compuesto cada año por jóvenes de entre 15 y 18 años que hayan participado anteriormente en los Premios Mandarache y Hache. Libreta es una acción formativa del Proyecto Mandarache de Educación Lectora junto a la Biblioteca del Museo Nacional de Arqueología Subacuática. ARQVA.
Radio Mandarache es una red de podcast en el marco de los Premios Mandarache y Hache impulsados por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena, con el principal apoyo de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte.
Ojos de perra azul es un podcast de Radio Mandarache para reflexionar sobre leer. Situamos a quienes leen en el centro del hecho literario para investigar distintos aspectos de la lectura y la cultura del libro. Un lugar de ensoñación y encuentro. Sinestesia, abstracción e intensidad adolescente sin pudor.